Vivimos más años y bien
Esta vez fue la doctora Dámaris Gómez-Pimpollo quien compartió con
Antares y un buen número de invitadas su exposición sobre “Envejecer
saludablemente”. En una primera parte, el enfoque fue el del envejecimiento
desde el punto de vista demográfico y en una segunda, se abordaron temas como
la alimentación, el ejercicio físico y la actividad social.
Dámaris nos sorprendió con porcentajes y gráficos que exponen
claramente como en cien años y en menos, la demografía ha cambiado y las
estadísticas nos muestran estadísticas con diferencias considerables. Así, para empezar,
la media de esperanza de vida llega ahora a los 87 años, mientras que era una
edad impensable a principios del pasado siglo. Los motivos están en una mucha
mejor sanidad, cuidados, formas de vida, bienestar… A la vez que la esperanza
de vida sube, también desciende drásticamente la mortandad infantil, aumentando
la eficacia reproductiva.
Especial hincapié ponía la doctora en el tema del descenso
poblacional, advirtiendo que lo cierto y verdad es que la población crece y crece.
No hay que ser catastrofistas, decía Dámaris, quien mostraba cómo la pirámide
clásica en estas últimas décadas y tras el boom de nacimientos de los 50 y 60
ha cambiado su forma. Ahora la parte más gruesa se encuentra en la mediana edad
y en una edad avanzada, que son precisamente los nacidos en las décadas de
tantas familias numerosas. Personas que van cumpliendo años y acercándose y
superando los 60 y los 65.

Esas personas son un claro ejemplo de cómo la población vive
más años y bien. Son abuelos que llevan una vida activa y se pueden, fácilmente,
ver en las puertas de los colegios en convivencia con sus nietos. Son una generación
que nada tiene que ver en su forma de vida y aspecto con los padres a quienes
ya se les veía viejos con 50 años. Tenemos una sociedad
madura y mayor relativamente sana y que puede aportar mucho a la sociedad. Es
una población que vive muchos años y bien.
Con ese bien nos
referimos a que goza por lo general de buena salud, calidad de vida,
independencia y bienestar.
Muy interesante y cierto, era el gráfico en el que en un triángulo
isósceles el peso mayor recaía en la actividad, siendo menor en los lados del ser y
el estar. Es con el tiempo cuando la actividad disminuye o se transforma y el
ser y estar cobra más presencia y peso. Más solera.
Alimentación, ejercicio físico y
bienestar
emocional
En esta segunda parte, Dámaris se centró en lo que no por
veces repetido, no venga bien escucharlo una vez más. Siempre aporta alguna
novedad.
Alimentación con dieta mediterránea, beber 2 litros de agua
al día y alimentos ricos en calcio.
Ejercicio físico, algo en lo que la gran mayoría de las
personas que van entrando en edades más avanzadas están muy concienciadas.
Buscar el ejercicio que nos guste, saberlo hacer con
moderación y adecuado a nuestras capacidades es importante: natación,
yoga, caminar, pilates, andar (recomienda con dos bastones para no dañar las
rodillas).
En cuanto al bienestar emocional, es esencial mantener una
vida social y la relación familiar con amor. El poder de la compañía y la
amistad es muy importante, así como la capacidad de dar y recibir. Desarrollar
hobbies y disfrutar del tiempo libre y esencial: mantener
la ilusión, metas que nos estimulen. Con la edad se van renunciando a
unas, pero hay que sustituirlas por otras.
La actividad mental, ejercitar el aprendizaje y no dejarnos
avasallar por las novedades tecnológicas. Pedir paciencia y que se nos enseñe.
Es muy habitual la tendencia a no reconocer el paso de los
años. Hay que saber y reconocer nuestras limitaciones y no quedarnos parados en
ellas, pero tampoco ignorarlas sin poner precaución y medios.
Dámaris, comenzaba la charla con una diapositiva de las
famosas Chicas de oro y terminaba con
una diapositiva en la que se podía ver a nuestra chirigota “Lo que resudan los
molinos” en plena actuación llena de humor con la frase…
El final a la exposición, que contó con mucha participación
del público, lo puso Dámaris con un poema de Benedetti.
Gracias Dámaris, esperamos que vuelvas.
Laura Figueiredo y fotos de Matilde Mellado y Manoli Sánchez
AQUÍ NO HAY VIEJOS, SIMPLEMENTE NOS
LLEGÓ LA TARDE
Aquí no hay viejos
Solo, nos llegó la tarde:
Una tarde cargada de experiencia
Experiencia para dar consejos.
Aquí no hay viejos
Solo nos llegó la tarde.
Viejo es el mar y se agiganta.
Viejo es el sol y nos calienta.
Vieja es la luna y nos alumbra.
Vieja es la tierra y nos da vida.
Viejo es el amor y nos alienta.
Aquí no hay viejos
Solo nos llegó la tarde.
Somos seres llenos de saber.
Graduados en la escuela.
De la vida y en el tiempo
Que nos dio el postgrado.
Subimos al árbol de la vida.
Cortamos de sus frutos lo mejor.
Son esos frutos nuestros hijos.
Que cuidamos con paciencia.
Nos revierte esa paciencia con amor.
Fueron niños, son hombres, serán viejos.
La mañana vendrá y llegará la tarde.
Y ellos también darán consejos.
Aquí no hay viejos
Solo nos llegó la tarde.
Joven: si en tu caminar encuentras.
Seres de andar pausado.
De miradas serenas y cariñosas.
De piel rugosa, de manos temblorosas.
No los ignores ayúdalos.
Protégelos ampáralos.
Bríndales tu mano amiga.
Tu cariño.
Toma en cuenta que un día.
También a ti, te llegará la tarde.
Mario Benedetti