¿Infoxicación? ¡Vaya palabrita! Desde que la Era Digital llegó a nuestras vidas, abunda y en gran cantidad, información sobre cualquier tema.
Hay tanta información, que a veces no somos capaces de digerirla. Sin embargo, este término se acuñó por primera vez antes de que Google apareciera. Lo hizo Alfons Cornella en 1996.
Cada vez que nos asalta una duda sobre algo, corremos a Internet para que nos la aclare. Somos consumidores compulsivos de información. Pero hay tanta cantidad que, a veces, se nos atraganta y no somos capaces de procesarla.
La infoxicación es el exceso de información difícil de procesar. Satura la capacidad humana para procesar y analizar. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.
El por qué de esta sobrecarga de información es debido a que antes había una ventana y ahora hay miles de ventanas que se meten en nuestro móvil.
Ella tiene su nicho de cultivo en internet. El término inglés para la infóxicación digital es “overload information”.
Son muchos los medios digitales que nos bombardean con información: blogs, redes sociales, buscadores, etc. e intentas atenderla toda pero, al final, te colapsas y no la consumes.
Esta situación puede generarte angustia, nerviosismo y malestar, por temor a perderte algo de esos inputs que te llegan, que quizá sea importante para tus intereses.
Ahora el contacto con los amigos es continuo e instantáneo, con avalancha de información en todas las direcciones.
Nuestra respuesta siempre ha sido ON, con una inmediatez, y una obligación creada de responder en el momento, sin prioridad ninguna y sin sentido. Parece que tenemos que ver todo y estar de acuerdo con todo. Descargamos todo lo habido y por haber. Estar donde está el resto de la gente y hacer pandillas digitales (grupos). Sentirnos obligados a estar al día y opinar de todo. Leer el titular o las tres primeras líneas. Queremos seguir demasiadas cosas y procesar demasiados datos pero, por así decirlo y usando una expresión popular, no nos da la vida para ello.
Nos infoxicamos porque estamos enganchados a las nuevas tecnologías.
¿Cuántas veces miras tus notificaciones de WhatsApp al día? ¿Cada cuánto tiempo atiendes las notificaciones de tu smartphone? ¿De verdad es necesario que sea con tanta frecuencia?
Estamos habituados al "ya" y al "ahora" y creamos necesidades que nos parecen importantísimas, pero 2 horas más tarde quedan relegadas por un nuevo imput.
Los que confunden cantidad de información con calidad son los más propensos a salir infoxicados. Estar todo el día conectados a decenas de fuentes confunde más que informar.
¿Cómo puedo reconocer si estoy infoxicado?
En alguna ocasión nos ha pasado a todos que nos hemos bloqueado, al vernos ante más fuentes de información de las que podemos controlar. Y ello nos ha llevado a una parálisis por no saber por dónde empezar a organizar esa información.
También nos ocurre que leemos en diagonal, porque creemos que así captamos la información importante más rápidamente. No leemos artículos o posts palabra por palabra, de izquierda a derecha y de arriba a bajo. No profundizamos en la compresión del texto, sino que nos quedamos en lo superficial.
Si conoces y te suenan familiares estos síntomas, es que has pasado por una de sus fases.
Estamos ante una enfermedad digital del siglo XXI
Las causas por las que se origina son personales y variadas. Sucede en función de las variables caracteriales o circunstanciales de las personas
La responsabilidad de padecerla o no, es solo nuestra, porque somos nosotros mismos los encargados de filtrar las publicaciones que queremos leer.
¿Qué podemos hacer?
- Sentido común.
- Horario de uso.
- Priorizar y seleccionar.
- Respetar un horario de sueño.
- Atender nuestra fatiga mental.
- Desconectándonos un rato: apagar el ordenador, la televisión, silenciar el teléfono.
Fotografía realizada por Carmen Casero. |
Resumen realizado por C.G.A
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