miércoles, 29 de enero de 2020

LOS MOLINOS DE CAMPO DE CRIPTANA POR D. DOMINGO ALBERCA

En la tarde del 22 de Enero  nuestra charla semanal recibe a D. Domingo, reconocido molinólogo de nuestra localidad.




    Los momentos previos comienzan con una entrevista a este experto por parte de la televisión local.



A Domingo le gusta escribir y está recopilando sus investigaciones, documentadas en el Archivo Histórico y sus conocimientos, para sacar a la luz un libro que recoja toda esta sabiduría que transmite el estudio y la experiencia del trabajo en la reparación de múltiples molinos, de no ser así podría perderse.
Nos deja conocer diferentes escritos suyos, en lo que él llama prosa poética, necesaria para que resulte más ameno el tema, según nos explica.





Como en anteriores ocasiones, Domingo nos proporciona gustoso alguno de sus escritos y varios documentos sobre el tema de la charla.





Para empezar, Domingo nos remonta a finales del Paleolítico o principios del Neolítico, cuando se piensa que surgió la necesidad de moler granos para obtener su harina. 
Es en este momento, tras la glaciación, 6.000 años A.C. cuando han surgido las plantas que proporcionarán las semillas comestibles.
Se cree que tras el surgimiento del Nilo, aparecen en Mesopotamia los primeros cereales como el trigo, cebada y avena.
En un principio se muele con piedras, o con útiles tipo mortero, manuales, posteriormente surgen los molinos llamados de sangre, que utilizan la fuerza animal o humana.
El resultado obtenido inicialmente era de textura gruesa  y rudimentaria, se mezclaba con agua y se formaban las tortas ácimas, sin levadura y mezclando los tres cereales para obtener una masa más suave.

Los molinos característicos de Pompeya eran los de sangre, movidos por los esclavos.


Los primeros molinos de viento surgieron en Persia, consistían en un tronco vertical, con aspas y abajo una piedra para moler. Se extendieron por Mesopotamia, Mar Negro y luego por Europa. Los molinos de viento fueron traídos a España por los árabes, en el califato de Córdoba. En La Mancha, Espartaria (tierra seca), fue donde más se desarrollaron los molinos de viento, llegaron e sobre el 1500, también señala que a Zamora llegaron sobre el 1400 y en Holanda fueron algo posteriores, en el s XVII.
En nuestra zona y según el censo del Marqués de la Ensenada hubo 34 molinos pero hay quien asegura que llegaron a 49. 
En Campo de Criptana se conservan tres molinos originales, el Sardinero, Infanto y Burleta, entre un total de 10. Ahora se presentan blanqueados por su atractivo turístico pero inicialmente estaban sin enlucir ni encalar y presentaban un color tierra, rojizo, que los hacía confundirse con el paisaje.

La maquinaria, orientación y materiales fueron mejorando con el uso porque al principio eran poco eficaces, se desarrollar y mejorar con las práctica, llegando a obtener dos moliendas al incorporar dos piedras que eran movidas por la rueda Catalina. Se consiguió más eficiencia dando una inclinación de 12 grados al eje de las aspas, así ofrecía menos resistencia al viento. Se fue mejorando la molienda evitando que se quemara la harina y consiguiéndola más fina. La caperuza inicial del molino era fija, hecha de ramajes, nunca de zinc como se ve en algunas restauraciones, y posteriormente se movía por rozamiento con el palo de gobierno, empujado por el hombre o con un borriquillo. 




Fotos: izquierda: Interior molinoen Web http://www.caminosalternativos.elmundo.es/pioneros/el-quijote-que-revive-molinos. Derecha interior restaurado y debajo rueda: imagenes facilitadas por Domingo.

 La madera que se utilizaba en la construcción de los molinos de viento era de varias clases dependiendo del objeto final, pero las más frecuentes son la madera de pino de Cuenca, el pino laricio, apreciado por  la cantidad de resina que contiene y la protección que ofrece frente a la carcoma, también se usa el álamo negro para la caperuza, anillo y aspas, al presentar esta madera una flexibilidad del 25%, el roble y la encina se reservan para los dientes y elementos de rozamiento, debido a su densidad y dureza. El problema de estas estructuras y elementos es el coste de la restauración y el constante mantenimiento que exige para su conservación en perfecto estado.


La piedra catalina inicialmente era muy pesada, de unos 2000 k. pasando luego a pesar entre 700 y 140 k. 

Conocer la técnica del molino no es fácil y no hay muchas personas que la conozcan. 

Según la opinión de Domingo sería interesante preservar los mecanismos auténticos pues hay que utilizar materiales y técnicas adecuadas y conocerlos para contarlo adecuadamente.    





Los molinos de Campo de Criptana nos llevan a hablar del viento y de sus 32 rumbos. La rosa de los vientos se divide en 32 cuartas (rumbos) y cada una es de 11º 15´ (11,25º).



Para que funcione el molino es necesario orientarlo hacia el lugar por donde viene el viento, en Campo de Criptana se trabajaba con cuatro vientos, aprovechando el que viene por abajo, para ello las aspas llegaban hasta unos 45 cm del suelo y así se fuerzan menos. 



Domingo pertenece a una asociación de molinólogos que realizan congresos cada cierto tiempo y colabora haciendo proyectos que facilita a diferentes poblaciones para pedir ayudas y restaurar sus molinos, este el el caso Del Perelló que restauró así su molino y la zona colindante. En otra ocasión preparó un memorándum para que la UNESCO otorgara algún reconocimiento a los molinos pero no se consiguió.
En cualquier caso nos transmite su preocupación por la importancia que tiene el conservarlos, por la parte que ocupó en la historia de nuestra zona y por trasmitir adecuadamente su funcionamiento y su cultura. Esta afición de Domingo lo ha llevado a múltiples congresos, actos y representaciones para llevar la cultura del molino allí donde se le quiera escuchar.




















Para terminar nos deja un escrito sobre un sufragio en el que participaron las mujeres, al igual que los hombres, para votar el establecimiento de unas tasas a pagar por Ordenanza, por el uso de los molinos de viento de Campo de Criptana. 









































Terminamos la tarde muy animada, compartiendo múltiples anécdotas que siempre tiene Domingo para contar.


Resumen ofrecido por Rosa Gutiérrez.

Fotos de Conchi Angora, Rosa Gutiérrez y escritos e imágenes cedidas por Domingo Alberca.

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