domingo, 6 de noviembre de 2016

EL ORIGEN DEL MOLINO DE VIENTO









La charla en esta ocasión corrió a cargo de Domingo Alberca, muy interesante ya que el tema trataba directamente de algo muy nuestro, algo que es patrimonio de todos pero que en nuestra localidad tiene especial importancia: LOS MOLINOS DE VIENTO


 Domingo se considera molinólogo, y es muy correcta la expresión ya que existe la Molinología, ciencia que se encarga del estudio de los molinos en todos los aspectos y además de su conservación.

Nos cuenta Domingo algo muy curioso y que quizá no lo habíamos visto antes desde este punto de vista, nos hace ver que para que los molinos existan antes debió haber un hecho que los hiciera necesarios, y  es en ese momento cuando se tiene la necesidad de triturar, o molturar para ser más exactos, unas semillas que el hombre prehistórico incluyó en su dieta hace ya millones de años y que fueron descubiertas en la última glaciación cuando quedaron al descubierto en la zona llamada Mesopotamia. Esas semillas es lo que hoy conocemos como trigo. El Homo Sapiens, en el Paleolítico, ideó unas piedras cóncavas en las que molían ese grano para después hacer una especie de gachas, aunque aún era un instrumento tan rudimentario que no eliminaba las cáscaras en su totalidad. Más tarde crearon una especie de morteros que han llegado a nuestros días y aún suelen utilizarse en los países del llamado Tercer Mundo.






Es con Homero, 900 A.C., cuando se comienza a hablar por primera vez de “molinos de sangre”, llamados así por ser movidos por animales y/o hombres, y comienzan a sustituir a los molinos de agua. Ambos siguen utilizándose en nuestros días.

Al principio eran muy rudimentarios pero ya formaba parte de su estructura la rueda “volandera”, la que sube y baja para aprisionar el grano, y un eje central. Y así siguen hasta nuestra época más o menos con algunas modificaciones.

El molino tal y como lo conocemos hoy nace en el siglo VII en la antigua Sigistán, entrando en Europa por el mar Egeo durante la época del Califato de Córdoba, en cuyo archivo histórico ya se dan indicaciones de cómo se hacía un molino. Considerándolos inútiles ya que estaba muy extendido el molino de agua no tuvieron demasiada aceptación. Es en el siglo XVI cuando comienzan a ser usados debido a la gran sequía que asoló España durante muchos años. Los molinos de Campo de Criptana datan de esa época ya que hay documentación que así lo acredita. Se ubicaron en la loma en la que los podemos encontrar hoy debido a que es una zona muy propicia donde confluían distintos tipos de vientos, con lo cual se podía moler todo el año.

Constan datos de la época del marqués de la Ensenada que revelan cómo eran las aspas (rectas), que el eje giraba 12º, que se abrieron 12 ventanas por las que pasaban los distintos vientos (los más utilizados el ábrego y el cierzo), que la techumbre estaba construida con una masa mezcla de cal, ceniza y paja o que la madera más utilizada es la del álamo negro y la encina por ser dura y flexible. 




RUEDA CATALINA
debe su nombre a la mártir que murió torturada en la rueda de un molino

Como anécdota nos cuenta que hubo guerras entre los pueblos por conseguir las moliendas del trigo, cuya harina era de mejor calidad dependiendo de las piedras utilizadas (las mejores se traían de Francia), y de la cantidad de veces que se molturaba el grano.

En nuestro país hay infinidad de molinos pero de distintas formas, dependiendo de la tipología del terreno, pero nunca tantos juntos como aquí hay datados.

Y aquí dejó la charla prometiéndonos acudir a una nueva cita en alguno de nuestros "Miércoles con Antares"








TEXTO: Pilar R. de los Santos                                                                                             
FOTOS: WEB y Pilar R. de los Santos                                                                                








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