La tarde en que volvíamos a ver tras las vacaciones
veraniegas a María José tenía pensado hablarnos de Santa Teresa, por estar cercana la celebración de su V Centenario,
pero le resultaba algo complicado debido a la complejidad de su vida y sus
obras, de modo que pensó que hablándonos de Bernini y una de sus obras más
conocidas, "El éxtasis de Santa Teresa", veríamos un pasaje de la vida de esta Santa. Pero los que conocemos a esta mujer tan especial y docta en su materia ya sabemos que ceñirse a una sola cosa le es imposible, así que no sólo nos habló de esta obra...
Gian Lorenzo Bernini fue un escultor, arquitecto y pintor italiano.
Trabajó principalmente en Roma y está considerado como el más destacado
escultor de su generación, creador del estilo escultórico Barroco. En una sola
palabra…un genio.
Nacido en 1598, de origen napolitano, llegó a Roma cuando a su padre, el
escultor Pietro Bernini, le encomiendan la construcción de una fuente. Dio vida
a la Reforma de Italia cambiando su urbanismo y canalizando todas las fuentes que creó, siendo sus mecenas el Papa Urbano VIII y el cardenal Borghese, quienes
apoyaron su obra, pudiendo ejercer, por y gracias a ello, muy libremente su profesión. Supo dar luz
tanto a la pintura como a la escultura y a la arquitectura, teniendo en su
hermano Luigi al mejor ayudante.
ALGUNAS DE SUS OBRAS
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La Cabra Amaltea |
-Su primera escultura, cuando tenía unos 17 años, fue “La Cabra Amaltea”, comenzando a dar luz al mármol, creando claroscuros a base de pulirlo.
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San Lorenzo |
-Otra de sus obras, San Lorenzo, con llamas que salen desde la parrilla, donde reflejó con maestría
los estados del alma.
Como anécdota decir que él era su propio modelo y para
poder reflejar el dolor en esta obra se quemó el brazo, ya que San Lorenzo fue
mártir por morir quemado (cuentan que dijo el santo: “podéis darme la vuelta que por este
lado ya estoy quemado” y en ese momento comenzó a oler a rosas)
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San Sebastián |
-San Sebastián, Propiedad de la familia Thyssen permanecerá en el
-El David. Esta escultura tiene las influencias de la de
Miguel Ángel, volviendo a la belleza del Renacimiento, con una ligera
diferencia, mientras que en la escultura de Miguel Ángel el personaje se
encuentra como pensando en cómo tirará la onda, en la de Bernini la está
tirando. El autor capta perfectamente el movimiento, una de las características
principales del Barroco.
Es una gran estatua de mármol, perteneciente a un grupo
escultórico ejecutado por el artista. Representa a Proserpina (Perséfone en la
mitología griega) siendo raptada por Plutón (Hades en la mitología griega),
soberano de los infiernos.
La posición, un contraposto retorcido, es una reminiscencia
del Manierismo, y permite una observación simultánea del rapto, con Plutón
tratando de mantener a Proserpina sujeta y de la petición de Proserpina a su
madre de regresar durante seis meses a la Tierra (mitología)
Es notable la representación de los detalles: Proserpina
empuja la cabeza de Plutón estirando su piel, y los dedos de este aprietan
cruelmente la carne de Proserpina tratando de inmovilizarla. También podemos
observar los brazos musculosos, los nervios, las venas, las lágrimas de la
mujer, el viento sobre su pelo y el Can Cerbero, que siempre acompaña a Plutón,
ladrando.
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Detalle-presión de la mano en el muslo- |
-El Tritón, una de las centenares fuentes de Roma. Representa el triunfal pasaje de Ovidio en "Las Metamorfosis" evocando un control similar al dios sobre las aguas y describiendo el secado tras el Diluvio Universal. El Papa Urbano le dio a Bernini el encargo para ilustrarlo.
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Cardenal Borghese |
Trató la piedra de tal modo que la
piel tiene una fina
pátina que le da aspecto sudoroso. Los ojos los esculpió
de manera que parecen
destellar. Al estar haciendo esta escultura el escoplo se le escapó y rompió la
frente.
En su desesperación, Bernini hizo
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Cardenal Richelieu |
En tiempos del
artista Francia y España mantenían una lucha por mostrar su presencia en
Roma y
en el papado. Bernini, al que no le gustaba nada España, trabajó para Francia
hasta que se molestó con el
Cardenal Richelieu. Este
había encargado al artista una estatua de su persona y Bernini, poco
simpatizante de este personaje, decidió hacer solo el busto.
Con esta obra supo Bernini lograr unos efectos escenográficos alucinantes, irreales por la luz y el volumen, sin límites definidos y todo para plasmar el clímax de la Santa en la estatua. Ese efecto luminoso hace que las figuras parezcan suspendidas en el aire.
Sigue tratando los claroscuros, la alegoría al movimiento se refleja en los hábitos. Podemos observar una contraposición entre la imagen virulenta de ella y la pasividad del ángel.
Santa Teresa nos cuenta en el escrito autobiográfico "Libro de la Vida" como un querubí le atraviesa el corazón con un dardo de oro. Esta es la escena que recoge Bernini, el momento en el que el ángel saca la flecha y la expresión del rostro que muestra los sentimientos de Santa Teresa, mezcla de dolor y placer. Según sus propias palabras:
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Detalle del rostro |
«Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan ecendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines [...]. Viale en las manos un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto.»
Libro de la Vida. Capítulo XXIX
Esta obra de Bernini se encuentra en la iglesia carmelita descalza de Santa Maria della Victoria de Roma, mandada erigir por el cardenal veneciano Federico Cornaro para mostrarnos un suceso que acontece en la España del XVI.
Los Cornaro, desde las tribunas laterales, son testigos de lo que está ocurriendo, lo comentan y lo discuten.
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El conjunto de la obra
con la familia Cornaro en los palcos |
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Detalle de la Cúpula |
Otra obra de Bernini en la que plasma de nuevo el éxtasis es la de
Este momento que Bernini capta con tanta precisión en sus esculturas es lo que describen algunos expertos como la "idealización de la muerte"
Para finalizar el tema de hoy lo hacemos con la obra que dedicó al hombre que más influyó en la reforma de Roma y en su vida: el Papa Urbano VIII
CURIOSIDADES
-En aquella época la nobleza y el clero competían en lujos,
no sólo en palacios, también en obras de arte, y Bernini tuvo en ello el éxito
asegurado ya que era un artista querido y “mimado” tanto por una como por otro.
-Bernini admiró tanto a sus antecesores que algunas de sus
obras copiaron a las de aquellos.
-Era tan teatrero que incluso llegó a escribir obras de teatro.
-Tuvo una amante, Constanza, mujer casada con uno de sus colaboradores, Matteo Buonarelli, y que fue su gran amor hasta que descubrió que estaba liada con su hermano, al que quiso matar.
De esta mujer hizo un busto al que dotó de sensual altivez, que no arrogancia, con un cuello terso, vigoroso cabello, labios carnosos ligeramente separados, blusa ligeramente abierta...Rasgos que contribuyen a dar toda la sensualidad que la imagen refleja.
Texto e imágenes: Pilar R. de los Santos