Llegan estas fechas tan entrañables y festivas, nos entra la morriña, y como tenemos ganas de festejar, este último miércoles nos hemos ido de merienda, si de merienda navideña.
Selfiee. |
Una vez terminada la merienda y como no nos podemos estar quietas, se hizo la lectura de cuentos de Navidad.
A continuación el que nos leyó nuestra presidenta Doña Manoli Sánchez Pérez:
Una
Navidad en el bosque. Cuento de Navidad
La
amistad es el tesoro más valioso de una persona. De eso se trata
este cuento navideño
La amistad es
el tesoro de más valor en la vida de una persona. Por ello, debemos
cuidarla, cultivarla y defenderla para que siga creciendo. De eso
trata este bonito cuento de Una
Navidad en el bosque.
Lee
este cuento a tus hijos y transmíteles el bonito mensaje que existe
en este cuento
navideño.
Los cuentos son una buena herramienta para educar y explicar a los
niños sobre el verdadero sentido de la Navidad.
Érase
una vez un bonito pueblo en medio de un frondoso y colorido bosque
habitado por unos alegres animales. Cada año, con la caída de las
primeras nieves y la llegada de las estrellas de luz, se
reunían en torno al Gran Árbol para
preparar la Navidad y
conocer una de las noticias más esperadas de la temporada.
Todas
las actividades que realizaban en aquella época tenían como
objetivo la convivencia, el fomento de la amistad y
la diversión.
El
concurso de cocina
navideña,
organizado por la Señora Ardilla, hacía las delicias de los más
comilones. Los más pequeños participaban en la tradicional Carrera
de Hielo, que
tenía lugar en el lago helado y acudían cada tarde a los ensayos de
la Señorita Ciervo, encargada del coro que alegraba con
sus villancicos todos
los rincones del bosque.
Y, por supuesto, estaba la mejor noche de todas: la Nochebuena, en la que se representaba una obra de teatro que tenía como tema central la amistad. El Señor Búho, como director de la escuela de teatro, seleccionaba una pieza de entre todas las que enviaban los animales aspirantes a ser los elegidos para llenar de paz los corazones de los habitantes del bosque, pero ese año:
-
Bienvenidos todos a la reunión preparatoria de la Navidad,
dijo el Señor Búho posado en la rama más robusta del Gran Árbol.
Este año, la elección de la obra ha estado muy reñida porque todas
las propuestas eran de gran calidad, pero había que elegir un
ganador. Así que sin más demora demos
un aplauso al Sr. Conejo, autor de la obra ganadora 'Salvemos el
bosque'.
-
Gracias, gracias, es un honor para mí, exclamaba Conejo entre
aplausos.
-
Bien, pues ya sabéis que mañana a las diez daremos comienzo a las
pruebas de selección. Rogamos puntualidad a los interesados,
concluyó el Sr. Búho.
Al
día siguiente, a la hora convenida, comenzó la selección. Al ser
un musical, las pruebas se centraron en las habilidades de canto y
baile, pues eran requisitos imprescindibles. La obra contaba la trama
de un guardabosque que
debía salvar la flora de un malvado leñador, obsesionado con
cortar un
Árbol milenario
y arrasar todo lo que se pusiera en su camino.
En
su lucha por preservar el entorno
natural, el
guardabosque contaba la inestimable ayuda de un girasol y de un lirio
que ponían su astucia al servicio de la noble causa. Tras varias
horas, los papeles quedaron repartidos de la siguiente manera: el
Sr. Oso haría de guardabosques, Castor sería el vil leñador, la
Sra. Pata representaría al girasol, y la Sra. Lince, al lirio
Al principio todo marchaba estupendamente, los actores estaban contentos con sus papeles y trabajaban duro para perfeccionar sus actuaciones, hasta que hizo su aparición el peor de los fantasmas: la envidia.
-
Sr. Conejo, creo que Castor tendría que tener un poco más de
protagonismo. El leñador está lleno de matices y podríamos crear
unos espectaculares efectos
especiales que
dejarían al público boquiabierto, dijo el Sr. Búho en uno de los
ensayos.
-
Sí, puede que tengas razón y deba retocar el texto para darle más
peso a Castor. Podemos hacer un juego
de luces y sombras cada
vez que aparezca y realzar su papel.
Ante
estas palabras Castor se puso muy contento, pues estaba muy
ilusionado con la obra
navideña,
pero Oso no lo vio con los mismos ojos. Si a Castor le daban más
protagonismo, eso significaba que él dejaría de ser el protagonista
absoluto, y eso no le gustó nada.
El ensayo del
día siguiente fue un caos. En lugar de avanzar, daban pasos hacia
atrás. Oso
no colaboraba y
Castor, que se había dado cuenta de lo que estaba pasando, estuvo
muy arisco.
Por
si fuera poco, el vestuario también había sido fuente
de conflictos entre
las chicas. La Sra. Pata consideraba que el vestido de la Sra. Lince
era más llamativo y que debían haberlo echado a suertes.
La tensión en
el escenario se podía cortar y el desastre no se hizo esperar, y
durante el ensayo de la escena final, que reunía a todos los actores
en el escenario para interpretar el número final comenzaron a
empujarse unos a otros con tal brío que parte del decorado se
rompió.
- Orden, orden, pero bueno ¿qué pasa? - preguntó Conejo encolerizado. Habéis echado a perder el trabajo de varios días y de todos los que han colaborado en la puesta en escena. Quedan sólo dos días para Nochebuena, pero si tuviéramos más tiempo os echaría a todos de la obra. Se acabó el ensayo por hoy. Conejo estaba rabioso, no entendía nada. Pero ¿cómo podían pelearse por una cosa así?
Al
día siguiente los habitantes se despertaron siendo testigos de un
acontecimiento terrible: la nieve había
desaparecido y las estrellas de
luz se habían apagado. ¿Cómo era posible? Asustados, los animales
se congregaron alrededor del Gran Árbol, en busca del sabio consejo
del Sr. Búho.
- ¿Y
cómo podemos hacer que vuelva? preguntó asustada la Sra. Ardilla.
-
Hoy es un día muy
triste. La
envidia ha
desatado unas reacciones negativas en cadena. La
nieve se ha derretido, las estrellas han
dejado de lucir y la obra de teatro peligra.
Oso
estaba escuchando tras un arbusto y tenía miedo a
salir porque sabía que era él desencadenante de la situación, pero
había que ser valiente y afrontar las consecuencias de
los propios actos, así que se decidió a salir.
- Lo siento mucho. Si hay algún culpable, ése soy yo. Me cegó la envidia. ¿Qué puedo hacer para enmendar mi error?
-
No, no tienes por qué cargar con las culpas tú sólo, yo también
he contribuido con mi
mal comportamiento. Si
sirve de algo yo también lo siento, se lamentó Castor.
- Si
te hace ilusión, te cambio el vestido, me importa más
tu amistad que
un trozo de tela, exclamó la Sra. Lince dándole un abrazo a la Sra.
Pata.
-
Mirad, ¡está nevando! gritó con entusiasmo una voz.
- Sí
y parece que en el cielo brillan de nuevo las estrellas. ¡El
espíritu de la Navidad ha
vuelto!, se oyó.
Ese
año, la Navidad se vivió con mucha intensidad en el bosque, al fin
y al cabo estuvieron a punto de perderla para siempre. Habían
aprendido la lección y ahora sabían que la envidia cegaba y tenía
unos efectos muy negativos que
no se podían controlar.
Así
que para que no se les olvidará nunca construyeron una gran placa de
madera que colgaron del Gran Árbol. En ella se podía leer la
siguiente inscripción: "El tesoro más valioso que posees es
la amistad,
cuídalo todos los días y crecerá".
Rosa Gutiérrez leyendo casi en directo para vosotras.
Mari Ángeles a demás de repartirnos unos regalos a las comensales, nos hizo disfrutar con la lectura de algunos poemas de Navidad de la poeta Gloria Fuertes.
HASTA EL AÑO QUE VIENE, VOLVEMOS DESPUÉS DE REYES.
Movilgrafía realizada por la compañera Carmen Casero a Pilar Rodríguez.
Momento de su lectura del cuento "El árbol de Navidad".
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Os lo cuenta C.G.A. y os desea unas felices Fiestas de Navidad y próspero Año Nuevo.