sábado, 10 de enero de 2015

REENCUENTROS

     
     Hace un tiempo ya, en un viernes algo gris, el tren procedente de Ciudad Real nos reencontró de nuevo con Juana Pinés, mujer encantadora, cercana y a la que, después de varios certámenes celebrando encuentros, ya consideramos amiga. No sólo de Antares, si no amiga personal de todas y cada una de las que la vamos conociendo poco a poco a lo largo de estos años.




     Con la alegría de volver a vernos quisimos festejar desde el principio un día que se nos prometía animado. La mañana la dedicamos a conocer un poco más la localidad vecina de El Toboso, ya que esta ciudad nuestra y la cercana Alcázar han sentido nuestros pasos en temporadas pasadas.
     Recorrimos calles, paseamos plazas y visitamos museos, a pesar de que alguno no pudo abrirnos sus puertas. Fuimos como un grupo de amigas interesadas en conocer algo más esta tierra nuestra de albergues quijotescos, entreteniendo el tiempo hasta la hora del yantar.


El Toboso





                                            

     Pudimos visitar la casa de Dulcinea. Como si nos abriese sus puertas aquella mujer que distrajo la mente de nuestro más ilustre paisano, también entretuvo las nuestras mientras viajábamos a aquella época recorriendo las estancias de su morada. Cuadros, muebles, enseres y hasta libros o cartas dispersados por mesas y suelos no sorprendieron tanto a nuestra amiga literata como el estático Clavileño, y como niñas en patio de recreo danzamos a su alrededor haciéndonos fotografías que inmortalizasen el encuentro.
















     Poco a poco, casi sin darnos cuenta, llegó la hora del regreso a Criptana donde el resto de las amigas nos esperaban para dar buena cuenta de lo que Ángel, en la Barataria, nos había preparado. Todas disfrutamos del refrigerio entre risas y contentos, celebrándonos una vez más, prometiendo repetir en Ciudad Real en cuanto nos fuese posible.








      Después, un ratito de descanso y en nada estábamos en el acto principal de este día, la entrega de premios a las autoras de las cartas ganadoras. Cálido ambiente, gentes conocidas que se acercaron para acompañarnos en este nuestro día lo hicieron posible



      De este evento ya pusimos la entrada en el blog, si se quiere recordar hay que ir aquí               






     Tras el acto, muy animadas por las críticas amables que nos dirigieron, continuamos la jornada para finalizarla en una noche de “fiesta de tapas” que ofrecían algunos bares.





               












    El día llegó a su fin y, cansadas pero contentas, cada cual se marchó a su lugar dejando a Juana alojada en La Torrecilla, prometiendo comenzar el día siguiente con un desayuno compartido…
Y así fue.






   




     El tren amenazaba con llegar para separarnos de nuevo, más como quedaba un rato aún Juana nos pidió visitar la exposición de pintura que albergaba El Pósito y que el día anterior no pudo hacer por falta de tiempo. ¡Nosotras encantadas!




   



   
     Hasta el Pasacalles de la banda, celebrando Santa Cecilia, pareció salir a despedirla para mayor alegría suya ya que, según nos dijo, le encantaba la música de las bandas.


     …. Pero llegó el momento… Las despedidas siempre son tristes, más cuando en poco tiempo habíamos vivido tan intensamente una jornada al lado de una mujer encantadora, con una personalidad irresistible que nos fue transmitiendo en cada palabra, en cada gesto de complicidad.
El tren que el día anterior nos acercó llegó para separarnos, arrebatándonos, tras un cálido abrazo, una vez más a nuestra Juana…porque ya es nuestra y así lo sentimos en Antares.







    Y el día continuó más gris de lo que había comenzado...



¡Hasta siempre, amiga, buen viaje!

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Texto:  Pilar R. de los Santos
Fotos:  Conchi Angora y Pilar R. de los Santos






     






















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