Hace un tiempo ya, en un viernes algo gris, el tren procedente de Ciudad Real nos reencontró de nuevo con Juana Pinés, mujer encantadora, cercana y a la que, después de varios certámenes celebrando encuentros, ya consideramos amiga. No sólo de Antares, si no amiga personal de todas y cada una de las que la vamos conociendo poco a poco a lo largo de estos años.
Con la alegría de volver a vernos quisimos festejar desde el principio un día que se nos prometía animado. La mañana la dedicamos a conocer un poco más la localidad vecina de El Toboso, ya que esta ciudad nuestra y la cercana Alcázar han sentido nuestros pasos en temporadas pasadas.
Recorrimos calles, paseamos plazas y visitamos museos, a
pesar de que alguno no pudo abrirnos sus puertas. Fuimos como un grupo de
amigas interesadas en conocer algo más esta tierra nuestra de albergues
quijotescos, entreteniendo el tiempo hasta la hora del yantar.
El Toboso |
Pudimos visitar la casa de Dulcinea. Como si nos abriese sus
puertas aquella mujer que distrajo la mente de nuestro más ilustre paisano, también
entretuvo las nuestras mientras viajábamos a aquella época recorriendo las
estancias de su morada. Cuadros, muebles, enseres y hasta libros o cartas dispersados
por mesas y suelos no sorprendieron tanto a nuestra amiga literata como el
estático Clavileño, y como niñas en patio de recreo danzamos a su alrededor
haciéndonos fotografías que inmortalizasen el encuentro.
Poco a poco, casi sin darnos cuenta, llegó la hora del
regreso a Criptana donde el resto de las amigas nos esperaban para dar buena
cuenta de lo que Ángel, en la Barataria, nos había preparado. Todas disfrutamos del refrigerio entre risas y contentos,
celebrándonos una vez más, prometiendo repetir en Ciudad Real en cuanto nos
fuese posible.
Después, un ratito de descanso y en nada estábamos en el acto
principal de este día, la entrega de premios a las autoras de las cartas
ganadoras. Cálido ambiente, gentes conocidas que se acercaron para acompañarnos
en este nuestro día lo hicieron posible
De este evento ya pusimos la entrada en el blog, si se quiere recordar hay que ir aquí
Tras el acto, muy animadas por las críticas amables que nos dirigieron, continuamos la jornada para finalizarla en una noche de “fiesta de tapas” que ofrecían algunos bares.
De este evento ya pusimos la entrada en el blog, si se quiere recordar hay que ir aquí
Tras el acto, muy animadas por las críticas amables que nos dirigieron, continuamos la jornada para finalizarla en una noche de “fiesta de tapas” que ofrecían algunos bares.
El día llegó a su fin y, cansadas pero contentas, cada cual se marchó a su lugar dejando a Juana alojada en La Torrecilla, prometiendo comenzar el día siguiente con un desayuno compartido…
Y así fue.
El tren amenazaba con llegar para separarnos de nuevo, más como quedaba un rato aún Juana nos pidió visitar la exposición de pintura que albergaba El Pósito y que el día anterior no pudo hacer por falta de tiempo. ¡Nosotras encantadas!
Hasta el Pasacalles de la banda, celebrando Santa Cecilia, pareció salir a despedirla para mayor alegría suya ya que, según nos dijo, le encantaba la música de las bandas.
…. Pero llegó el momento… Las despedidas siempre son
tristes, más cuando en poco tiempo habíamos vivido tan intensamente una jornada
al lado de una mujer encantadora, con una personalidad irresistible que nos fue
transmitiendo en cada palabra, en cada gesto de complicidad.
El tren que el día anterior nos acercó llegó para separarnos,
arrebatándonos, tras un cálido abrazo, una vez más a nuestra Juana…porque ya es
nuestra y así lo sentimos en Antares.
Y el día continuó más gris de lo que había comenzado...
¡Hasta siempre, amiga, buen viaje! |
.
Fotos: Conchi Angora y Pilar R. de los Santos
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