viernes, 28 de noviembre de 2025

 

¿Tolerar al intolerante?

Esta es casi la pregunta que prácticamente surgía al final de la tertulia que un buen grupo de mujeres de Antares manteníamos el pasado miércoles, 26 de noviembre. Un vídeo breve definía la tolerancia y describía actitudes tolerantes ante la diferencia y ante el diferente.

Laura fue la moderadora en una tertulia muy participativa y que partía del hecho de reconocernos personas tolerantes. Poco a poco entre todas fuimos, con ejemplos y experiencias, concretando un valor que implica ceder y respetar sin que ello exija bandonar nuestras opiniones y principios.

La tolerancia se define como la actitud de respeto a opiniones, ideas y prácticas de los demás cuando son diferentes a las propias. Entre todas fuimos viendo que hablar de tolerancia es hablar de la convivencia diaria en la familia, el trabajo, la compra, los vecinos, la conducción… Son lo que llamamos en el encuentro, microtolerancias, al margen de las macrotolerancias que hablan de convivencia con culturas diferentes, razas, religiones… sobre todo en el ámbito de la inmigración y que afecta a la convivencia de toda una sociedad.

Había quien veía las cosas mucho más fáciles: hay que saber pedir las cosas, argumentar y convencer con una sonrisa en la cara. Si tolerar determinadas cosas es complicado ya hacerlo con una sonrisa se hace muy cuesta arriba.
La tolerancia implica muchas veces “aguantarse” ¿es eso tolerancia? Las respuestas fueron diferentes. Todas coincidimos en que muchas veces por no hablar, no tener líos… nos callamos y toleramos cosas que no deben tolerarse. Comprendimos lel principio que dice que “tolerar lo intolerante puede destruir la tolerancia y por tanto al tolerante” Una especie de autodestrucción. Con tanta tolerancia descubrimos que el mundo es de los intolerantes.
Es feo decirlo, pero daba la sensación de que la conclusión del debate sobre la tolerancia es que hay que ser menos tolerantes. Al menos a veces.





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